Coño con la CNÑ, que no sabía yo que tenía sus propias conversaciones sabadell de gente estupenda. Aquí los tienen, Ana Pastor y Antonio Banderas, mano a mano, Frente a Frente, esotéricos, filosóficos, rebeldones.
“Uno tiene la sensación, últimamente”, se aliena Antonio de sí mismo, para admirarse mejor, “de que quizá, en el mundo entero, ¿eh?”, ¡eh!, “no estamos siendo gobernados por aquellas personas a las que hemos votado”, pausa dramática, empiezan a morderse las uñas los habitantes de Norcorea. “Por encima de eso hay algo más”, le alienta entonces la Pastor, muy en modo Iker Jiménez. “Hay… por… ¡por supuesto!”, cabecea él, muy en modo estoy mu loco. “¿Los mercados famosos?”, aventura de mentirijillas ella. “Los mercaos, los lobis, las corporacioneh… ¡Ahí hay mucho jaleo!”. Y que lo digas, Antonio, ay mare qué miedo.
En cuestión de segundos Ana, la mujer de rojo y el iPad chuli, mienta la bicha: “El Sistema”. El Sistema como inercia que inerciea para beneficio de los malos, qué jodienda. “Pero Anita, ¿cómo paras eso?”. Sigue su curso la mayéutica. Así que Anita: “¿Cómo te saltas esa inercia? ¿Cómo la rompes?”. Y Antoñote: “¡Tú la puedes romper como la rompió Chávez en su momento!”. Pausa, postureo, separa los brazos, ¡arriba las manos!: “¿Eh? Tú dices: se ha acabao el tema. Ahora yo agarro todas estas corporacioneh y las nacionalizo”. Y guiño los ojos y me chuleo: “Claro”.
Como el agua.
Y lo de que vivimos en una “sociedad posdemocrática” y tal. Y lo de Obama: “La gente decía: esto va a cambiar, y yo: no no no”, porque “se va a topar con”, juego de manos, golpe, “la realidad”; “y cuando sube ahí hace”, juego de manos, preparados para el impacto, “pam”, “y te metes con la realidad de los Mercaos, de los que te dicen: esto no lo puede hacer usté”.
Ya pasó, Antoñito, ya pasó. Anda y tira pa Manhattan, a relajarte en tu «exclusivo ático neoyorquino de 371 metros cuadrados», y luego si eso llévate a la Melania –en vuestro jet privado, of course– a ver la exposición esa que te has montado, Women in Gold, vaya, se inspira en tu nueva fragancia femenina –Her Golden Secret, ya en los Mercaos– y no en el anillaco ese que le regalaste cuando os casasteis, «de oro y con un gran diamante, valorado en unos 114.000 euros», y que difícilmente pagaste con lo que ganabas cuando ¡los Mercaos, los lobis, las corporacioneh! no te echaban cuenta y –«sólo llevaba 350 pesetas en el bolsillo»– tuviste que regresar de tu primer Festival de San Sebastián al Madrí me mata de hambre de tus tiempos de acomodador «haciendo autostop».
(Publicado en VLC News el 23-11-2013).
febrero 27, 2014
Multimillonarios de la farándula hollywoodense se identifican con Chávez porque actúan desde su opulencia como él. Con sus aviones privados, sus extravagantes regalos de anillos de diamantes, sus Rolex de oro en la muñeca, sus mansiones en las que cabrían comodas las familias de un barrio pobre de Venezuela hablan de la injusticia y de lo malo que es ser rico. Jodieron una vida por ser ricos y famosos en el imperio gringo y ahora les molestan desde su vergonzosa riqueza ganada sin echar cemento ni picar piedra, el imperio, la fama y la riqueza. Todo lo hacen un negocio, hasta su vida privada y quieren hacernos creer que les molesta el dinero. Antonio Banderas y todos los otros como ustedes ¡vayan a que les den por el culo!