También este año me propuse empezar un diario el 1 de enero, tampoco esta vez lo hice. Pero aquí estoy, dos noches después, me han dado las cuatro y media, intentándolo. Tentativas precisamente se iba a llamar un blog en el que pretendía practicar el ensayo, «escrito en prosa en el cual un autor desarrolla sus ideas sin necesidad de mostrar el aparato erudito». No era eso sino lo que aquí será, otra cosa más primaria: apuntar, escribir como de primeras, impresionar. Hacer tanteos con el grado cero de la escritura, que a mí no me remite a Barthes sino a, «Ni un día sin una línea», Francisco Umbral.
Probando, probando y
«Suspendo mi juicio.
Divisa pirroniana que Montaigne adopta» (Adolfo Bioy Casares, De jardines ajenos).
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