Antes de pronunciar el «Ara no toca», el presidente Pujol solía entrar con tres cuartos de hora de retraso en la sala donde los periodistas lo esperaban. No sé cómo empezó todo, pero lo cierto es que al entrar el presidente los periodistas se levantaban de las sillas. Un día uno no se levantó. Por pura distracción no se levantó. Lo primero que hizo Pujol cuando empezó a hablar fue propinarle una bronca monumental al distraído. Y acabó así, bien lo recuerdo.
–Ustedes se han de levantar. Porque si entrara el presidente del gobierno español se levantarían y porque yo soy el presidente de la Generalitat y la institucionalización de Cataluña necesita gestos como ése. Necesita que ustedes se levanten.
Arcadi Espada, Contra Catalunya, Flor del Viento, Barcelona, 1997, p. 42.
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