Era la Semana Santa de 2007 (quizás de un año antes; Salazar no lo puede precisar) cuando el joven oficial fue testigo de cómo Chávez en persona negociaba con los cabecillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) la compra de cargamentos de droga y la entrega a los guerrilleros de armas y otro material militar del Ejército venezolano con los que combatir al legítimo Gobierno de Bogotá.
(…)
«Rafael [Salazar, entonces ministro de Energía y presidente de Petróleos de Venezuela (Pdvsa)], cómprales a las FARC toda la mercancía que producen, toda la agricultura y el ganado. Págales un primer plazo de quinientos millones de dólares. ¡Le vamos a quebrar el espinazo a Uribe, pa’ joderlo!».
(…)
Los cargamentos traspasados a las FARC, en grandes cantidades, incluían uniformes venezolanos, botas militares, computadoras, (…) el general Carvajal estaba encargado de coordinar la atención médica de los campamentos de las FARC, tanto en el lado venezolano de la frontera como en otro. (…) Parte de esa actividad de Carvajal, así como la estrecha vinculación de las FARC con la dirección chavista, quedó de manifiesto cuando el 1 de marzo de 2008 un ataque del Ejército colombiano arrasó el campamento del cabecilla guerrillero Raúl Reyes y hubo acceso a su computadora.
Emili J. Blasco, Bumerán Chávez.
Leave a Reply