Manuel Llamas, rayo que no cesa de fustigar a los socialistas de todos los partidos, infligió el otro día esta pieza imprescindible al descalificable Alberto Garzón, paradigma de la neopolítica bocazas de la izquierda más siniestra, que, aprovechando que las aguas bajan tan turbias y turbulentas, quiere devolver la Humanidad al socialismo real, esa ciénaga de mugre, muerte y miseria.
Garzón, siempre amorrado al caño del Erario, que jamás ha tenido el coraje de jugarse su dinero en la satisfacción de las necesidades de sus semejantes, anda rabiando y excitando las pasiones de los afectados por la envidia y el resentimiento, esas tiñas, porque Juan Roig, su exacto opuesto, sale en la lista Forbes de grandes fortunas españolas.
«El dueño de Mercadona, que nos ‘invitó’ a trabajar como chinos, segunda fortuna más grande de España. Todo claro», evacuó en un tuit este sujeto, de profesión sus soflamas en Twitter y el Parlamento, trabajo extenuante que habría espantado al mismísimo Stajánov. «¿Pero los chinos no son comunistas?», le retrucó un tuitero. «Y usted un provocador», respondió dolidito el garzón, que se ufana de profesar el comunismo, la ideología que más trabajadores ha exterminado; sobre todo en, vaya por Dios, la China del muy abominable Mao Zedong.
Andaba picado el pibe éste, cualquiera lo llama «señoría», pero en vez de administrarse la célebre receta de ajo y agua se puso a justificarse, pues no andaba el personal con ganas de convertirse en chusma y zamparse el sapo verde y mocoso de su demagogia demófoba, valga la redundancia. «Como sabemos, Mercadona mantiene las condiciones laborales por su bondad, aunque quiera que seamos ‘chinos’, y no por el derecho laboral», expelió. Entonces otro tuitero, tras espantarse el aroma de semejante regüeldo, le comentó: «La mitad de tu TL no va a conseguir unas condiciones laborales como las de Mercadona en su vida». A lo cual replicó Garzón el diputado –hay que joderse, que diría el monje tibetano–: «Dentro del capitalismo estoy convencido de que no. Fuera de él, estoy convencido de que sí». ¿Dónde, Albertazo? ¿En la Cuba de los hermanos Castro, donde el salario medio es de 20 dólares y están prohibidas las huelgas y el sindicalismo independiente? ¿En Venezuela, donde tras todos estos años de chavismo apestoso no tienen ni para limpiarse el culo, literalmente? ¡A ver si va a ser en Corea del Norte! ¿Estará pensando, aquí el bizarro comunista riojano, en la patria de la psicopática familia Kim, paraíso del trabajo forzado?
Garzón el Trabajador, que tiene toda la pinta de no haber dado un palo al agua en un almacén, un andamio o un supermercado en su pu-lcra vida de chavalote indignado, va a estar pensando en China, la China de los chinos que no se le caen de su boca charlatana y sojuzgados por el esclavista Partido Comunista de la República Popular (¡hay que joderseeee!) China. Como si lo viera.
Qué pena que las columnas no sirvan para el teletransporte. De buena gana mandaría a este personaje a doblar el lomo en los regímenes laborales que bendice y se merece.
(Artículo publicado originalmente en VLC News en noviembre de 2013)
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