En uno de sus poemas –«Contribución a la estadística»– Wislawa Szymborska enumera cuántas de cada cien personas son las dispuestas a admirar sin envidia –dieciocho–, las capaces de ser felices –como mucho, veintitantas–, las que de la vida no quieren más que cosas –cuarenta, aunque quisiera equivocarse–, las inofensivas de una en una pero salvajes en grupo –más de la mitad, seguro–, las dignas de compasión –noventa y nueve–, y acaba: «las mortales: cien de cien. Cifra que por ahora no sufre ningún cambio». Y sigue sin cambiar porque ayer la propia autora del poema acaba de confirmar la estadística con su fallecimiento.
Fernando Savater, «Ligeramente grave», Figuraciones mías, Ariel, Barcelona, 2013, pp. 55-56.
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