Había un mercader en Bagdad que mandó a su criado al mercado para comprar provisiones, y al poco rato el criado volvió, blanco y tembloroso, y dijo: «Amo, cuando estaba en el mercado me ha empujado una mujer entre el gentío, y cuando me he dado la vuelta he visto que era la Muerte. Me ha mirado y ha hecho un gesto de amenaza; ahora, préstame tu caballo, y me alejaré de esta ciudad y evitaré mi destino. Iré a Samarra y allí la muerte no me encontrará». El mercader le prestó su caballo y el criado lo montó, hundió sus espuelas en sus flancos y se marchó tan rápido como pudo. Después el mercader fue al mercado, me vio entre la multitud, vino hacia mí y dijo: «¿Por qué le has hecho un gesto de amenaza a mi criado cuando lo has visto esta mañana?». «No era un gesto de amenaza», dije, «sino de asombro. Me ha sorprendido verlo en Bagdad, porque tengo una cita con él esta noche en Samarra».
William Somerset Maugham, «Habla la muerte». Citado en Christopher Hitchens, «El largo adiós de Sadam» (Vanity Fair, jun. 2003 y Hitchens, Amor, pobreza y guerra, Debate, Barcelona, 2011).
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