Nuestra gran preocupación es el pan y la mantequilla de los demás. Ellos ganan o producen la materia prima, pero nosotros nos dedicamos a dictar normas que regulan cómo hay que cortarlo, el grosor de las rebanadas, cuánta mantequilla hay que untar sobre cierta cantidad de pan… Es lo que se conoce por legislación. Si además pudiésemos dictar normas acerca de cómo deben ser digeridos ese pan y esa mantequilla, nuestra felicidad sería completa.
Saki, El insoportable Bassington (1912), Valdemar, 2010, p. 96.
agosto 26, 2010
Y ya, pronto, ni eso; al paso que vamos, el pan y la mantequilla serán prohibidos por dañinos: porque engordan, obstruyen las arterias, los niños que los comen no se vuelven lo suficientemente progres o la chorrez que se les ocurra.
Qué certero este Saki. Parece que lo haya escrito ayer. Y es que siempre ha habido quien vive y se desvive para decirle al de al lado cómo tiene que vivir.