Si nos viéramos forzados a elegir un poeta, elegiríamos a Shakespeare, ese gigantesco creador de conciencias. Tal vez sea Shakespeare el caso único en que lo moderno parece superar a lo antiguo. Traducir a Shakespeare ha de ser empresa muy ardua por la enorme abundancia de su léxico, la libertad de su sintaxis, llena de expresiones oblicuas, cuando no elípticas, en que se sobrentiende más que se dice. Ha de ser muy difícil verter a otra lengua que aquella en que se produce una obra tan viva y tan… incorrecta como la de Shakespeare. Los franceses la empobrecen al traducirla, la planifican, la planchan literalmente. Se diría que pretenden explicarla al traducirla. «Lo que el pobre Shakespeare ha querido decir». Y es que lo shakespeariano no tiene equivalencia en el genio poético francés. Acaso nosotros pudiéramos comprenderlo mejor. De todos modos, no es fácil rendir poéticamente en nuestra lengua ese fondo escéptico, agnóstico, nihilista del poeta, unido a tan enorme simpatía por lo humano. Para traducir a este inglés de primera magnitud –¿es Shakespeare inglés, o es Inglaterra shakespeariana?– tendríamos además que saber más inglés que suelen saber los ingleses y más español que sabemos los españoles del día. Os digo esto sin ánimo de menospreciar traducciones recientes, que pueden figurar entre las mejores. Más bien pretendo poneros de resalto lo difícil que sería mejorarlas.
Antonio Machado, Sentencias y donaires, Renacimiento, 2010, pp. 110-111.
junio 26, 2010
«Sobre su brazo cuelgan las riendas del corcel,
mientras el otro abraza al dulce y tierno joven,
que con rubor y enfado y con frío desdén,
indiferente al juego no expresa algún deseo;
ella ardiente y roja cual relumbrante brasa,
él rojo de vergüenza, pero incapaz de amarla.
La ornamentada brida a una rama nudosa
ella ata prontamente ¡Cuál ligero es Amor!
El caballo está atado y en ese mismo instante
trata de sujetar al rebelde jinete;
lo hace retroceder hacia donde ella quiere
y con fuerza le obliga pero no con lujuria»
Fragmento del poema Venus y Adonis, me acordé de este poema mientras leía tu escrito, y lo recordé porque la verdad es que la traducción al español a mi me sigue sonando rítmica a pesar de que los versos en español son asonantes, a diferencia del inglés que sí riman.
Debe ser que traducimos mejor que los franceses.
😉