Hay momentos en los que hasta tengo la impresión de que, al volver la esquina, voy a encontrármelos corriendo de frente hacia mí, en silencio, exhalando vaho blanco por la boca. Y siempre pienso lo siguiente: los sentimientos de ambos, que soportaron tan duros entrenamientos, sus proyectos, sus sueños, los deseos y esperanzas que albergaban y que ahora se han esfumado… ¿adónde han ido? ¿Acaso nuestros sentimientos desaparecen y se pierden así, sin más, de un modo tan frustrante, cuando muere nuestro cuerpo?
Haruki Murakami, De qué hablo cuando hablo de correr.
junio 9, 2010
Hay un chiste de Quino en Mafalda, que alguien pregunta: ¿y antes de nacer yo existía el mundo? … pues que perdida de tiempo… y al contrario, sí, tristemente muerto uno, fin de la dimensión espiritual también…